El 11 de abril de 2002 Venezuela fue escenario de un golpe de Estado a Hugo Chávez. Políticos de derecha en estrecha alianza con los medios de comunicación privados iniciaron un juego de “veamos quién puede más” donde días después Chávez salió victorioso.
Los acontecimientos se mostraron confusos, los canales de televisión dividieron sus pantallas en dos, mostrando de un lado imágenes ordenadas por el gobierno que mostraban normalidad en las calles, y por otro, movilizaciones de oposición y violencia generalizada. Esto contribuyó a la incertidumbre.
Para llegar a la comprensión de los acontecimientos fue indispensable abordar una investigación a profundidad, y fue con Abril, golpe adentro que Ernesto Villegas Poljak comienza a desmenuzar los hechos.
La mañana del 11 de abril los medios ya se preparaban para la batalla. Alberto García, vicepresidente de Información y Opinión de Venevisión pidió desde tempranas horas a su editor digital de post-producción Orlando Martínez Berman que creara un efecto con dos “cajitas”. “Aquí se va a poner una imagen de un lado y otra imagen de otro”.
“Yo fui el que partí la pantalla. Pude haberme negado porque soy chavista. Además, eso era ilegal… No se puede decir que por mis convicciones políticas dejé de realizar los trabajos…” confesó Martínez a Ernesto Villegas.
Pese al esfuerzo de los medios, Chávez se pronunció sobre la situación. Durante sus alocuciones –que se vieron saboteadas con constantes cortes de audio– el presidente denunció que la marcha que se dirigía a Miraflores iba con la intención de sacarlo, añadiendo que la versión presentada por los medios de que la FAN apoyaba la insurrección, solo buscaba insuflarles ánimos a los marchantes.
Chávez también informó la suspensión de la señal de RCTV, Venevisión y Televen, sin embargo, los canales suspendidos por señal abierta se mantuvieron al aire por señal satelital. El video de Venevisión mostrando a los bolivarianos disparando desde Llaguno, los heridos, los muertos, llanto, luto y dolor llenaron sus pantallas.
La noche del 11 de abril no recuperó la normalidad perdida. Televen transmitió en sus pantallas una entrevista al vicealmirante retirado Iván Carratú Molina, exjefe militar de Carlos Andrés Pérez, quién expresó que los acontecimientos respondían a un “golpe militar light” donde el gobierno debería interpretar lo que estaba ocurriendo con la Fuerza Armada, puesto que de lo contrario se presentarían “situaciones de presión”.
Para entonces, los rumores de que Chávez había renunciado a la presidencia iban en aumento, por lo que los diputados Juan Barreto e Ismael García, y el ministro de educación Aristóbulo Istúriz –por la señal de VTV– niegan que el presidente haya renunciado, reivindicando la masacre de la que ha sido víctima el chavismo. Esta fue la última transmisión de VTV, a las 10:00 p.m., el jefe de pelotón encargado de custodiar el canal forzó al personal a cesar transmisiones.
El 11 de abril cerró con 19 muertos y una cantidad mayor de heridos, identificados por la prensa como víctimas de una emboscada chavista, es decir, todos del sector opositor.
Villegas expone en su libro que resulta odioso contabilizar las muertes por bando político, sin embargo, cree necesario establecer que simpatizantes del chavismo perdieron la vida en tan funestos sucesos.
El 11 de abril fue producto de una conspiración militar que, según el almirante Ramírez Pérez, tenía nueve meses en marcha. La participación de los medios fue decisiva para lograr desestabilizar momentáneamente al chavismo y extender la situación de violencia durante el 12 y 13 de abril.
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Por Yonaski Moreno / Supuesto Negado