Aunque las personas ajenas al mundo de los juegos de azar consideran que ganarse la lotería se trata de la elección a capricho de algunos números, en Venezuela los jugadores habituales tienen por lo menos cuatro métodos para “adivinar” lo que saldrá en cada sorteo.
“Los más comunes son el equivalente numérico de un sueño, el método de la pirámide, la combinación de la fecha o encontrar el dato en alguna imagen”, explicó Jaime Hernández, creador de “El Chismoso”, una publicación diaria que se reparte en los puntos de venta de loterías de Mérida y desde hace 6 años ofrece pronósticos sobre los posibles resultados de las principales operadoras nacionales.
Los jugadores han tenido que adaptar sus preferencias por la crisis económica. Hernández explicó que antes la gente jugaba más el triple (terminal). Luego se puso de moda el Kino y el Lotto Miami porque los premios eran mucho mayores, sin embargo por su precio han disminuido las ventas (cuesta Bs. 5 mil el cartón).
Estudios revelan que en época de crisis la venta de loterías aumenta porque es “dinero fácil” y por muy bajas que sean las probabilidades, la relación costo/beneficio es altísima.
“Ahora se juega más la de Animalitos porque es más barata y paga más rápido (paga 30 a 1). Además, si acierta, a la hora ya puede ir por su premio”, dijo Hernández.
Los números se sueñan
En Rubio, estado Táchira, la señora Nelly Rincón recorre a diario las dos cuadras de una empinada calle de piedra que va de su casa a la principal venta de lotería del pueblo.
Desde hace unos 30 años se vale de El libro de los sueños de San Cono para elegir el dígito que diariamente juega en el triple. “Ese es mi rosario”, bromea, mientras comenta que ayer soñó con un incendio así que jugará el número correspondiente: 8. La semana pasada ganó con el 23, que resulta de haber soñado que estaba cocinando.
Miles de personas apelan a este libro atribuido al santo iltaliano del siglo XII d.c patrono de los sueños. El texto, originalmente llamado Smorfia consiste en 100 imágenes numeradas de objetos, alimentos, profesiones y acciones, principalmente.
Hacerle caso a la pirámide
Ramón Espinoza, habitante de Ejido, en Mérida, confía en el método de la pirámide para escoger los números que jugará en el triple.
Intentó explicar, libreta en mano, que se trata de usar la fecha del calendario que corresponde (día/mes/año) en tres niveles: por ejemplo, arriba 26, abajo a la izquierda 1 y a la derecha 2018. Luego se suman de una forma particular y ¡zas! Queda develado “el número poderoso”.
En la imagen está el número ganador
Carlos Padilla observa con una lupa el dibujo de “Panchita” pegado en la venta de lotería de la calle 16 en el centro de Mérida. Esta caricatura siempre tiene “datos ocultos”, nos cuenta.
Para los ojos no entrenados no es más que una escena de un solo cuadro protagonizada por una voluptuosa chica. La imagen tiene además un comentario que completa el chiste gráfico.
Sin embargo, y gracias a la explicación del señor Padilla, “descubrimos” algunos números que se pueden distinguir entre los trazos.
“Hoy sale un perro, así que hay que buscar en la cartilla que número le toca”, aclaró el señor Padilla.
Él usa estos números para apostar en la lotería de Animalitos. Las opciones van desde el delfín (0) hasta la culebra (36).
“Hay que estar pendiente de cada sorteo porque hay una relación de proximidad: si sale el gato, después sale el perro, si sale la gallina, después el gallo y así”, nos informó.
Los próceres jugaron lotería
A pesar de que actualmente la crisis ha hecho más visible las ventas de triples terminales, lotos y “animalitos”, este juego en nuestro país viene de muchísimo tiempo atrás. En pleno despertar independentista (durante la Primera República) se realizó el primer sorteo de la Lotería de Caracas el 24 de febrero de 1812.
Al año siguiente, se creó también la Lotería de Maracaibo como medio para aumentar los ingresos públicos.
Sin embargo, la evidencia más antigua registrada de loterías en el mundo son los billetes keno de la dinastía china (entre 205 y 187 a.c). Algunos historiadores aseguran que con el dinero recaudado se financió parte de la construcción de la Gran Muralla.
Como la mayoría de las expresiones sociales, los juegos de envite y azar cuentan con defensores y detractores. La propensión a la lotería y la actitud exageradamente optimista de ganarla a pesar de que las posibilidades sean ínfimas ha sido ampliamente estudiada en las ciencias sociales y en la neurociencia.
Hay quienes confían más en mantener el dinero en el bolsillo y no arriesgarse a apostarlo en algo que no controlan directamente y va más allá de sus propias capacidades o desempeño.
A otros, les gusta aferrarse a las posibilidades de ganar, principalmente, porque han visto o conocido gente que consigue dinero de esta forma.
También, digámoslo sin rubor, la lotería resulta una esperanza para poder completar la aporreada quincena y quizás darse un gustico de esos que hoy día se han convertido en lujo.
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Por Edgard Ramírez Ramírez / Supuesto Negado