5 CASOS EN QUE LA CONFRONTACIÓN INTERNA DE LA IZQUIERDA TERMINÓ MUY MAL

Durante el último siglo la historia se ha repetido varias veces en la izquierda: la lucha entre los que piden moderación y los que quieren ir más lejos, o la de los que piden unidad y lealtad y los que reclaman democracia y disenso. En el poder y fuera de el, a las izquierdas del mundo les ha costado mucho manejar estas diferencias pero hay algunos casos en los que el manejo ha sido peor que en otros.

Acá dejamos 5 egregios ejemplos de cómo no hay que manejar la crítica

1. El MIR y la Unidad Popular

El MIR nació en el Congreso Fundacional de Santiago en 1966. Allí se fundó una organización basada en la “tesis insurreccional” según la cual los partidos de izquierda existentes habían renunciado derrocar a la burguesía y se habían entregado al reformismo. Cuando Salvador Allende articuló el amplio movimiento de masas que le permitió llegar al poder, el conflicto parecía servido, pero uno de los fundadores del MIR, Miguel Enríquez, planteó más bien una alianza informal con la Unidad Popular (UP) basada en el “apoyo crítico”.

Después del triunfo electoral de Allende, el MIR cooperó con el grupo de inteligencia de la UP. De hecho Allende tuvo buenas relaciones con la dirigencia del MIR, el problema era la vieja izquierda que estaba en la UP y en el gobierno. Semanas después de haber asumido Allende la presidencia de la República, una brigada del Partido Comunista asesinó al dirigente mirista Arnoldo Ríos; solo la intervención de Allende pudo evitar una escalada de enfrentamientos.

La UP realizó amplias reformas sociales y en las elecciones municipales de abril de 1971 sacó casi el 50% de los votos. Ante la amenaza de que se consolidara la izquierda en el poder, la oposición de derecha intensificó el boicot institucional y luego pasó al boicot empresarial, los sabotajes violentos y las conspiraciones militares. Una fuerte tensión surgió entre los partidarios de “consolidar lo logrado” y los de “avanzar sin transar”: los primeros proponían conciliar con la derecha y los segundos avanzar radicalizando el proceso.

En medio de ese debate la Policía de Investigaciones, encabezada por dirigentes comunistas y socialistas, allanó el campamento Lo Hermida –controlado por el MIR-, disparando sobre los pobladores; una vez más la escalada de violencia entre fuerzas de izquierda fue aplacada por el presidente Allende quien, para evitar el conflicto, visitó personalmente el campamento y cambió los mandos de la policía. La política de contención no detuvo a la oposición, que con el paro de octubre de 1971 se concentró en el derrocamiento de Allende.

Uno puede diferir o no de propuestas del MIR, como la de entregar armas a la población, pero ciertamente el haber sido más agresivo con la cúpula golpista, decidida a derrocar a Allende, habría sido más conveniente que la conciliación. Luego se dio el golpe y todos, UP y MIR, pasaron a la clandestinidad.

Como sea, la intolerancia y hostilidad de la izquierda tradicional hacia el MIR, que llegó a ser más agresiva con esta organización que con la derecha, es lo que les ha dado un puesto en esta lista.

2. Edén Pastora, los Misquitos y la Revolución sandinista

Hemos hablado antes de Edén Pastora, el guerrero por excelencia del frente sandinista y un ícono de la izquierda gracias a acciones como la toma del Palacio Nacional de Managua, el 22 de agosto de 1978, y por ser responsable de las operaciones en el Frente Sur “Benjamín Zeledón”. También hablamos de cómo tras distanciarse de los comandantes sandinistas en 1982, desaparece sin dejar rastros, reaparece en Costa Rica y anuncia su intención de crear una fuerza de oposición llamada ARDE (Alianza Revolucionaria Democrática).

Aunque Pastora, al parecer, no colaboró con la Contra ni con la CIA, pasó de ser parte del gobierno a combatirlo con las armas. Pero el gobierno sandinista no se quedó atrás y el 30 de mayo de 1984, cuando se realizaba una conferencia de prensa de Edén Pastora, un atentado con bomba mató a los periodistas costarricenses Jorge Quirós (camarógrafo) y su ayudante, Evelio Sequeira, y a la periodista estadounidense Linda Frazier. Otros 15 periodistas costarricenses y corresponsales extranjeros sufrieron heridas graves a consecuencia del atentado. Los sandinistas culparon a la CIA, pero todo esto parece un ejemplo de disidencia política mal manejada desde el principio por ambas partes.

Algo semejante ocurrió con los Indios Miskitos a los que, tras demostrar desacuerdos con las políticas del gobierno revolucionario hacia ellos, fueron reprimidos y luego deportados en masa en la infame “Navidad Roja” en 1985. Lo relevante fue que luego los sandinistas cambiaron sus posturas y se dieron varias negociaciones, tanto con los Misquitos como con Pastora.

3. Tito, Diljas y la Revolución Yugoslava

En 1954, Milovan Diljas era el número dos del gobierno yugoslavo, para todos los efectos, un prócer de la revolución: general de los partisanos, fundador del nuevo Estado, compañero del Mariscal Tito, el líder máximo en los momentos difíciles de la ruptura con Stalin. Pero en ese año sorprendió a Yugoslavia y el mundo al pedir la legalización de partidos políticos distintos al comunista, criticar al aparato burocrático y denunciar el nacimiento de una “nueva clase” dominante: la “nomenclatura”.

Aunque Diljas fue hasta ese momento venerado por la izquierda, muchos empezaron a llamarle traidor y agente de la CIA. Fue juzgado a puerta cerrada por “propaganda hostil y difamación del régimen socialista yugoslavo” y condenado a tres años de cárcel. Ahora bien, comparado con lo que le pasaba a los disidentes en la URSS, a Diljas le fue bastante bien y, aunque altamente vigilado, vivió el resto de su vida en paz tras una corta condena. Más allá del debate eterno de si los disidentes o críticos son “traidores”, hay que tener en cuenta lo que implica que un hombre en la posición de Diljas –que hubiera podido terminar de jefe de Estado- lo comprometa todo simplemente por decir lo que piensa y actuar en consecuencia.

Como sea, el resultado para Yugoslavia fue evidente: incapaz de transformarse, el sistema colapsó en los noventa dando paso al nacionalismo y al racismo más agresivo, con lo que cabe preguntarse: ¿podía haberse evitado ese desenlace? ¿ Seguir las recomendaciones de Diljas habría servido para hacerlo?

4. Perón, el Partido Comunista y los Montoneros

Otro debate eterno es el de si Juan Domingo Perón, el fundador del Justicialismo (conocido luego como peronismo), era un hombre de izquierdas. La respuesta no es simple, porque el general claramente estuvo interesado en el fascismo y sus discursos de los años cuarenta contra el comunismo son conocidos. Pero como el peronismo ha sido el enemigo histórico de la derecha pura, “gorila”, en la argentina, en consecuencia elevó inmensamente el nivel de vida de los trabajadores y creó un vasto campo nacional-popular, acá lo contamos como una fuerza de izquierda.

Perón, desde el poder, reprimió fuertemente al Partido Comunista que fue parte de la oposición a su gobierno; por ejemplo, desapareciendo el 17 de junio de 1955 a Juan Ingallinella, militante de ese partido. Ingallinella, días antes, había participado en la publicación de panfletos en defensa del gobierno, denunciando a los autores intelectuales de un bombardeo de la Plaza de Mayo. Eso no le salvó de la represión.

Durante el largo exilio del general, el peronismo vivió una situación extraña: la lucha del ala derecha –u “ortodoxa”- contra la nueva izquierda peronista o “peronismo revolucionario” que le insufló nueva vida al movimiento. Perón regresó al país el 20 de junio de 1973 en el clímax de esa lucha. Ese mismo día y durante el acto preparado para recibirlo, se produjo un tiroteo en el que estuvieron involucrados sectores del peronismo “ortodoxo” ubicados en el palco y los Montoneros: fue la famosa Masacre de Ezeiza que dejó un saldo de 13 muertos y 365 heridos. Según el periodista Horacio Verbitsky se trató de una emboscada realizada por el “aparato sindical y político antiguo del peronismo”. Se dice que el general Perón había caído bajo la influencia de gente de extrema derecha como López Rega, quien luego sería uno de los fundadores de la Alianza Anticomunista Argentina. Ese 20 de junio el general atacó a los Montoneros públicamente apartándose de ellos.

En esta rueda de prensa de 1974 se ve hasta qué punto habían degenerado las relaciones a lo interno del peronismo y que mal se estaba manejando la crítica y la disidencia:

Mientras tanto los atentados de la Triple AAA se extendieron a buena parte del peronismo de base y no solo a la izquierda radical. El colapso del peronismo, que daría paso a una espantosa dictadura, queda como modelo de cómo no hay que manejar las diferencias internas.

5. Stalin y Trotsky

Hasta 1927 la Revolución Rusa era inseparable del nombre de León Trotsky: líder del soviet de Petrogrado, estratega de la insurrección de Octubre, creador del Ejército Rojo, pero 12 años después lo único que se escuchaba de él en la URSS era que se había vuelto un traidor y se había aliado con Hitler.

En 1927, en medio de la lucha por el poder entre el círculo de Stalin y la oposición de izquierda, se acusó a Trotsky de violar la disciplina del partido: primero destituido como comisario de guerra, apartado de la dirección y posteriormente, expulsado. No fue encarcelado o ejecutado, pero sería deportado a Asia Central y expulsado de la Unión Soviética en 1929. Trotsky fue editado de la historia, la suya sería la primera de una serie de “purgas” que acabarían con lo que fue la dirección del Partido Comunista en la URSS. Era una suerte de “justicia poética”, pues, en su momento Trotsky había sido implacable con otros disidentes como los del soviet de Krondstand que fueron brutalmente reprimidos.

Los familiares de Trotsky fueron perseguidos, hubo muchos muertos, su memoria fue borrada y él finalmente asesinado en México en 1941. Pasarían décadas antes de que se establecieran métodos para cambiar de gobierno sin purgas ni asesinatos. Todos los intentos de reforma fallaron hasta que, en los años ochenta, Gorbachov iniciara una tardía y torpe que terminaría acabando con el bloque socialista.

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Por Fabio Zuluaga / Supuesto Negado