El “alzamiento militar” de La Carlota parió un ratón

Como ocurrió en el parto de los montes, la fábula de Esopo, la Operación Libertad sonó durísimo, metió miedo, pero terminó pariendo un ratoncito, al menos en un primer balance.

Lo que se presentó en horas de la madrugada como un alzamiento militar masivo en todo el país, dirigido desde la base aérea La Carlota por Juan Guaidó y un “liberado” Leopoldo López, era al atardecer una intentona fallida, en la que apenas participó un puñado de militares de bajo rango, liderada muy mediáticamente y desde el lado de afuera de la referida instalación militar.

El ratón parido por los montes fue la solicitud de asilo de López ante la embajada de Chile, un resultado que niega de plano su condición de “liberado” (¿para qué alguien libre solicitaría asilo en una embajada?). Este único punto a favor de los alzados ha llevado a algunos voceros chavistas a decir que la Operación Libertad no se ha referido nunca a la libertad del país, sino a la del líder de Voluntad Popular.

Al balance debe sumarse, como ya se ha hecho habitual con las operaciones de la oposición controlada por su ala radical, la sangre derramada durante la jornada, así como la nueva vuelta de tuerca en la zozobra y la inestabilidad del país.

Conocedores de la vivienda de López (miembro de una adinerada familia caraqueña) dicen que, al menos desde el punto de vista de las comodidades, hizo un negocio cuestionable porque dejó su megacasa propia y ahora tendrá que vivir en una residencia más pequeña, prácticamente hacinado, no solo con su esposa, Lilian Tintori, sino con uno de sus lugartenientes, Freddy Guevara, asilado en la legación chilena desde hace más de un año.

Mirando con algo más de perspectiva, el ratoncito podría crecer pues se debe concluir que la acogida en la embajada implica un cambio de estatus para  López, al pasar de ser un preso en su casa, con restricciones en el contacto con los medios de comunicación, a ser huésped o asilado político en la representación de un país con un Gobierno hostil a Venezuela.

Aunque no lo ha hecho con Guevara, es posible que Chile se preste ahora para permitir que López se convierta de nuevo, allí en la embajada, en una figura beligerante en el debate nacional, con el apoyo de la maquinaria mediática global y local que apoya el llamado “cambio de régimen”.

Esa modificación del estatus podría comprometer incluso el rol de Guaidó como líder opositor fabricado, quien es políticamente un subalterno de López y debe cargar ahora con el peso de este fallido alzamiento.

Por Clodovaldo Hernández / Supuesto Negado