La carrera de Carlos Ocariz a la gobernación de Miranda ha estado tan llena de escándalos que es posible preguntarse si no se trata de una estrategia de marketing para impulsar su campaña.
Primero fue el escándalo que protagonizó con Irene Olazo, cuando esta lo encaró en un acto político por haber delatado y entregado al gobierno a su cónyuge, el exmilitar Juan Carlos Caguaripano Scott.
Ante esta acusación, Ocariz se justificó diciendo que al momento de su detención por porte ilícito de armas la policía de Sucre desconocía la identidad real de Caguaripano: “Se hizo lo que normalmente se hace en esos casos, pero no sabíamos quiénes eran”.
¿Quiere decir esto que de haber sabido no lo entrega? Quizás, pero en todo caso la respuesta del alcalde del municipio Sucre lo desmarca de la violencia guarimbera, al tiempo que lo presenta como una autoridad eficiente que sigue los lineamientos de las leyes y procedimientos en materia de seguridad, sin que importe su posición política. Casi un “nini”.
Luego vino el escándalo que protagonizó con Nacho, cuando este último denunció por sus redes sociales que Ocariz había plagiado su canción “Báilame” para su campaña política sin su autorización:
“En ningún momento autoricé el uso de mi canción “Báilame” para fines políticos. No utilicen la música que yo hago para poner a la gente a bailar para los políticos”. “Me parece de muy mal gusto que uno trabaje con tanto cariño para llevarle alegría a la gente a través de una canción y que utilicen esas canciones la modifiquen para hacer campañas políticas no estoy de acuerdo con eso”.
Ante lo cual Ocariz respondió por su twitter: “Lamentamos el uso indebido de la canción “Báilame” de @nacholacriatura. La realizó un simpatizante por cuenta propia, sin mi aprobación, ni de nuestro Comando de Campaña. Esa versión nunca la utilizaremos. Ayer se lo expliqué al mismo Nacho. Pedimos disculpas por el malentendido”.
Aquí el candidato se presenta no solo como una persona humilde, capaz de pedir disculpas, sino que parece que tiene muchos seguidores y tan entusiastas que se dedican en sus ratos libres a invertir su dinero en producir videos que, de paso, están muy bien elaborados desde el punto de vista técnico.
Además, en todas las noticias y publicaciones donde se habla del escándalo es posible ver y escuchar la versión pejotista (de Primero Justicia) de la pegajosa pieza musical.
El tercer, más reciente y en apariencia más perjudicial, escándalo fue el hackeo de su Whatsapp, donde se descubrió un chat con la diputada de la AN, Adriana D’Elía, en la cual reinó el clasismo y el racismo.
En la charla D’Elía expresa que los obreros “son de lo peor, no puedo con esa gente”. Como para no quedarse atrás Ocariz le manifiesta: “A los colombiches hay que tocarlos yo lo he dicho muchas veces, pero siempre las parcelas pana! Yo no quiero nada con colombianos y menos con el bigotúo amigo tuyo”.
Más adelante el alcalde comenta una visita a las poblaciones “infernales” de la costa mulata: “Esos negros sudados su olor es terrible! Qué desesperante pero bueno creo que logramos tocar a la gente”.
Más allá, en la conversación se reconocen los progresos que está adelantando Héctor Rodríguez, “el calvo”, y los reiterados errores que ha cometido la oposición.
¿Qué podría sacar Ocariz de presentarse como un xenófobo, clasista y elitista? ¿Qué de reconocer el avance de sus contendientes y una seguridad ciega en la victoria?
La cuestión solo se perfilaría como ventajosa para su campaña en la medida en que esté apostando precisamente al racismo y la sifrinería para ganar votos.
Según algunos expertos, la fuerza del candidato del chavismo está en el campo y en la costa, mientras que la del opositor está en la ciudad y en particular en las clases medias y altas. Así, Ocariz estaría apostando por asegurar sus bases naturalmente racistas y mantuanas con desprecio de los otros sectores.
Claro que este artículo conforma uno de los posibles análisis sobre el proceder del alcalde de Sucre, por lo que dejamos en los lectores el derecho a sacar sus propias conclusiones. Lo que sí es cierto es que Ocariz ha dicho lo que ha dicho, esos son datos incuestionables.
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Por Julia Cardozo / Supuesto Negado