“CREO QUE LA OPOSICIÓN, INTENCIONALMENTE, NO HA TRABAJADO PARA GANAR NINGUNA ELECCIÓN EN EL PAÍS”

Para el analista político Alberto Aranguibel señalar de dictador al Gobierno es una manera de atacar la democracia.


Alberto Aranguibel es un reconocido analista político que da argumentos para defender al Gobierno de quienes lo llaman “dictadura”.

Comunicador social e investigador, prolífero articulista y analista del clima político y social del país, Alberto Aranguibel nos habla sobre el momento electoral, sus condiciones y su posición firme de legitimar las instituciones del Estado, como parte del ejercicio “participativo y protagónico” del proceso revolucionario.

¿Usted considera que el país está en condiciones de celebrar unas elecciones este año, más allá de las exigencias técnicas que una jornada electoral amerita?

–La oposición venezolana ha venido alimentando en los tres últimos años, tanto a nivel nacional como internacional, la percepción arbitraria e infundada de que lo que habría en Venezuela no sería un gobierno legítimo surgido de la voluntad popular -como en efecto lo es-, sino una dictadura. Ese discurso falaz e infame contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, es en definitiva un discurso contra la democracia, que se constata en la actitud de abierto desconocimiento de los poderes del Estado que ha mantenido ese sector de la derecha desde su posición de mayoría circunstancial en la Asamblea Nacional.

El ejercicio de la democracia está, pues, en una situación de amenaza que los venezolanos debemos superar antes que atizar. De ahí que la opinión del mundo entero, empezando por el Papa Francisco, haya alentado de manera tan intensiva el desarrollo de una Mesa de Diálogo entre el Gobierno y la oposición antes que ningún otro evento político.

¿Cómo visualiza un escenario electoral, actual, entre una oposición que ha perdido casi todas las batallas electorales y su permanente discurso de fraude, frente a un chavismo que por el contrario las ha ganado casi todas?

–No soy dado a las predicciones del futuro, así como tampoco al ejercicio de muchos “analistas de escenografía” que son expertos en la predicción del pasado, es decir; que determinan el futuro a partir de lo que siempre sucedió en el pasado. La dinámica del debate político en Venezuela es completamente inédita y diferente a la de cualquier otro momento y lugar. El carácter “participativo y protagónico” es parte medular de un modelo profundamente revolucionario que privilegia al ser humano y su derecho a la participación por encima de cualquier otro requerimiento político. Por eso el chavismo gana elecciones. Y por eso la posición las pierde de manera persistente. El problema no es la elección, insisto, sino la actitud de una oposición que con su violencia recurrente y sus llamados a desconocer la legitmidad de los resultados cuando no le favorecen, pretende siempre echar por tierra ese gran logro de los venezolanos.

En caso de presentarse las elecciones ¿Cómo observa a una oposición de cara a una eventual derrota o éxito en las elecciones regionales?

–Creo que la oposición, intencionalmente, no ha trabajado para ganar ninguna elección en el país, porque es obvio que no cuenta con el respaldo popular mayoritario. Sus escuetas movilizaciones, incluso las de mayor capacidad de convocatoria, que realiza una vez cada diez años en promedio, se refleja en la escasa votación que de manera individual obtienen siempre los partidos que integran la coalición contrarrevolucionaria. Por eso su empeño en presentarse como “unitaria”, cuando a lo interno están plagados de conflictos y rencillas que no parecen superables. Para mi es evidente, frente a todo ese cuadro lamentable, que la oposición ha jugado más a la creación de una ambiente propicio para la violencia social que a ningún otro. Todos los manuales seguidos hoy por esa derecha violenta, como el de Gene Sharp, instruyen en la conveniencia del estallido social como fórmula para hacerse del poder sin necesidad de luchar para asegurar el voto mayoritario a través, por ejemplo, del trabajo político en los barrios.

Hablando del posible escenario electoral, ¿qué pasaría, según su análisis con respecto a la participación ciudadana, en términos de abstención?

–Insisto. Creo que la realidad política venezolana es de una intensidad completamente inusual y cambiante que obliga a ser cautos en cuanto a predicción de escenarios. Sin embargo, si algo puede reconocérsele al esfuerzo de la Revolución por hacer nuestra democracia cada día más participativa y protagónica -que es una propuesta esencialmente chavista contemplada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela-, es el logro de la alta convocatoria del evento electoral en el país; hoy en día en Venezuela, a diferencia de lo que pasa en la mayoría de las democracias avanzadas en el mundo, las elecciones para gobernadores, alcaldes o parlamentarios, convocan casi tanta gente como la elección presidencial. Eso es gracias a esa profundización de la democracia que ha impulsado la Revolución Bolivariana.

¿Qué tiene que decir con respecto a la interrupción del cronograma electoral de este año, por disposición del CNE, debido al proceso de renovación de los partidos políticos?

No tengo nada que decir. Reconozco en el Poder Electoral una autoridad suprema en materia de elecciones y considero una insolencia cuestionar sin conocimiento algunos procesos complejos como los que ahí deben llevarse a cabo para asegurar que el sistema electoral venezolano sea hoy en día uno de los más perfectos, seguros, transparentes y confiables del mundo. Lo que sucede es que la mayoría de la gente no conoce la dimensión de ese inmenso trabajo, y cree que el CNE solo labora cuando hay elecciones y que el resto del tiempo se le va en deshojar margaritas con la Constitución y las Leyes. Una percepción infame, por cierto, surgida de las campañas de descrédito que urde la oposición en su esquema de desconocimiento de las instituciones del Estado.

El rector del CNE, Luis Emilio Rondón, manifestó que es perfectamente compatible la validación con el calendario original anunciado en octubre del año pasado. ¿Cuál es su posición a esta afirmación?

Mi posición no es relevante en modo alguno. Él es un funcionario del más alto nivel en esa institución del Estado. Pero, ojo: es solo uno. A él le corresponde intentar convertir su posición minoritaria en mayoría, mediante el correcto ejercicio de su argumentación e interpretación de las Leyes. Como en cualquier junta directiva de cualquier empresa u organización del mundo, mientras las otras cuatro rectoras digan lo contrario, yo, como cualquier ciudadano, respaldaré la posición de esas cuatro rectoras. Ese es el más auténtico sentido de la democracia.

Y sobre la postura del Partido Comunista de Venezuela de no participar de este proceso de renovación, que según Oscar Figuera, secretario nacional de la organización, hará que desaparezca el PCV y otros partidos políticos del Gran Polo Patriótico, ¿qué tiene que decir?

Creo que no es la más feliz de las declaraciones del camarada Figuera, si es que en efecto fue eso lo que dijo. Su preocupación es comprensible, pero no es correcta. En principio, porque lo que estaría diciendo es que el Partido Comunista de Venezuela no tiene militancia. Y creo que ese sería un error inaceptable. Segundo, porque flexibilizar la norma para favorecer a un aliado, pero favoreciendo a la vez a una veintena de enemigos de la Revolución, que no tienen gente pero que causan mucho daño al país, no parece muy revolucionario ni muy inteligente que se diga.

____________________
Por Hilda Cepeda / Supuesto Negado