EN CAMPAÑA ELECTORAL LA POLÍTICA NO ES PARA SIFRINOS

¿Se acuerda usted de Henrique Capriles diciendo, con aire de asombro, que se había comido una empanada con carne adentro? La escena fue utilizada intensamente por la maquinaria mediática del chavismo para hacerle bullying al entonces candidato presidencial. Pero, más allá de eso, es un ejemplo claro de un gran problema que la ingeniería política moderna no ha podido resolver: no es fácil para alguien de la clase media o alta aprender a ser como el pueblo raso.

Como decía una cuña de whisky: se tiene o no se tiene. Por eso, cuando los políticos de derecha de las camadas posteriores a 1999 se meten en campañas electorales, desentonan. Tal parece que en tiempos de campaña, la política no es un oficio para sifrinos.

Los asesores les dicen que, al menos durante la búsqueda del voto, tienen que hacer lo posible para parecerse a la gente pobre, al excluido urbano, al campesino, al pescador. Los asesorados hacen lo que pueden, pero invariablemente termina ocurriéndoles lo que solía decir el comandante Hugo Chávez, citando a su sabia abuela Rosa Inés: por más que se tongonean, siempre se les ve el bojote.

A comer sancocho se ha dicho

La vieja escuela de la política tenía bien resuelto ese punto. Los líderes de Acción Democrática eran, en general, personas que habían comenzado a militar muy jóvenes en el partido, y habían ascendido a punta de actividades políticas cotidianas, incluyendo comer sancocho y beber cerveza con los compañeros de partido en cualquier casa, esquina o ranchería de orilla de playa.

En eso los adecos aventajaban mucho a los copeyanos, que eran, en general, del tipo patiquín (salvo Luis Herrera Campíns y otros parecidos). Incluso, los adecos superaban en ese aspecto a muchos supuestos dirigentes de la izquierda, cuyo contacto con el pueblo era más que nada una abstracción intelectual.

Turismo político de aventura

Los partidos de laboratorio (como los denominó el constituyente Fernando Travieso) surgidos como respuesta a la bancarrota de Acción Democrática y Copei, no han tenido esa estructura de base. Sus dirigentes, casi todos de clase media o alta, tienen poca relación con el votante común. Para muchos de ellos, entrar a un barrio o a un pueblo ha sido un temerario acto de turismo político de aventura al que se han visto obligados, especialmente durante las campañas electorales.

Los consejeros políticos recomiendan entonces recurrir a la vieja treta de la imitación. Así vemos a los pichones de políticos tratando de discursear como lo hacían los tres artífices del Pacto de Punto Fijo: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, o intentando saltar charcos al estilo de la democracia con energía del primer Carlos Andrés Pérez.

En el contexto del amplio espectro opositor, tienen ventaja los líderes que han sobrevivido en los rastrojos de los viejos partidos. Henry Ramos Allup, por ejemplo, no necesita imitar el estilo adeco porque es, en esencia, uno de los últimos mohicanos. Su jerigonza romulera es, en tal sentido, auténtica. Lo mismo puede decirse de Bernabé Gutiérrez, ahora candidato a la gobernación de Amazonas.

La victoria interna obtenida por AD en las primarias opositoras parece ser una señal de que la vieja escuela ha recuperado terreno frente a los liderazgos in vitro de la derecha sifrina. En esto hay también un componente de regionalismo, pues en varios estados, la militancia opositora reaccionó en rechazo de los candidatos “importados” desde Caracas y otras grandes ciudades.

Un viejo amigo, a quien apodan “el Estrangulador de Urapal”, no desperdicia oportunidad para inventar un chiste. Dice que algunos jóvenes de la neoderecha sí están imitando a una gran figura de la vieja escuela, pero no a ninguno de los ya mencionados, sino a Jaime Lusinchi, aunque no precisamente en su manera de discursear o de gobernar. “¿Te acuerdas que el tipo era tremendo borracho? –dice el comediante espontáneo-. Por algo sus publicistas la pegaron del techo con aquel lema: ‘Jaime es como tú’…¡Bueno, pues estos tipos son como él!”.

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Por Clodovaldo Hernández / Supuesto Negado