La prórroga de la reconversión monetaria nos cayó a todos como un balde de agua, si fue fría o caliente dependerá de su percepción. Aunque en el mundillo de las redes sociales y los grupos de whatsapp se venía manejando el escenario de que el nuevo cono monetario no iba a ver la luz este lunes 4 de junio, no dejó de sorprender a la mayoría de los venezolanos que se estaban preparando para lo que iba a significar tener un cambio tan drástico en medio de una escasez crítica de billetes y un lunes bancario en medio de todo.
Y no queremos huir del tema, pero luego del contundente triunfo electoral de Nicolás Maduro el pasado 20 de mayo, no solo estamos esperando decisiones contundentes –del cariz que vengan– sino que medidas como esas, dictadas antes de la campaña, se mantuvieran. Cambio, rectificación, ajuste, llámelo como quiera, pero esa es posiblemente la expectativa común luego de que el pueblo refrendara al primer mandatario luego de un periodo tan duro como el que le está tocando finalizar.
Sin entrar en detalles sobre los responsables de la reconversión monetaria, el clamor del ciudadano de a pie es poner el foco en la situación económica que vive nuestro país. ¿Una prórroga de esta medida tendrá que ver con que primero hay que hacer cambios en el gabinete económico? Solo el tiempo dirá, pero lo que no está en discusión es que se hace más que vital la presencia de un equipo que enrumbe este ámbito, como todos los demás, del Estado venezolano. 60 días –prorrogables a 90– dirán si estamos en lo correcto.