PAÍSES DEL ALBA PODRÍAN SABOTEAR LA CUMBRE DE LAS AMÉRICAS: ¿TIENEN CON QUÉ?

cumbre de las americas

La Cumbre de las Américas será de nuevo una medición de fuerzas entre los gobiernos de izquierda, encarnados por Venezuela y amalgamados en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y los de derecha, coligados en el Grupo de Lima.

La pulseada promete, entre otras razones, porque el ALBA tras su reunión de Caracas, parece tener alguna jugada en mente que podría hacer fracasar la octava edición de este encuentro que se realiza desde 1994 bajo el manto de la Organización de Estados Americanos (OEA).

De concretarse la exclusión del presidente Nicolás Maduro, por una decisión del anfitrión Pedro Pablo Kuczynski con el apoyo de los demás gobiernos de derecha de la región, los países del ALBA podrían sabotear el encuentro de diversas maneras, desde no asistir hasta hacerlo y propiciar que el tema del retiro de la invitación al jefe de Estado de Venezuela opaque la agenda oficial del evento.

Enfrentamientos de vieja data

Estas cumbres fueron concebidas en una época de dominio unipolar de Estados Unidos sobre el hemisferio y tenían como propósito fundamental allanar los caminos para el establecimiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un sueño dorado de las administraciones norteamericanas y de la derecha latinoamericana. Pero, desde la llegada al poder de Hugo Chávez, esta ruta se hizo tortuosa. En su primera interacción dentro de este mecanismo, en Quebec en 2001, un Chávez solitario (Cuba, su único aliado estaba excluido) batió lanzas contra el objetivo fáctico de la Cumbre: convertir a toda América en un gran mercado en el que, por supuesto, EEUU tendría todas las ventajas de la pregonada “libertad” de comercio.

La confrontación entre bloques de izquierda y derecha tuvo su primer round en Mar del Plata en 2005, cuando la coalición de gobiernos de tendencia socialista de Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina, con el respaldo discreto de otros presidentes y jefes de gobierno, lograron meterle los frenos al ALCA. En esa oportunidad se realizó la contracumbre o Cumbre de los Pueblos, liderada nada menos que por el futuro presidente de Bolivia, Evo Morales.

Después de Mar del Plata cobraron fuerza las organizaciones regionales alternativas, como el ALBA (que había sido fundada en 2004), la Unión de Naciones de Suramérica (Unasur, 2008) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac, 2010), que le quitaron protagonismo a la OEA y a las cumbres de las Américas. Sin embargo, con el retorno al control de la derecha de los gobiernos de Argentina y Brasil, el bloque de los socialistas ha perdido fuerza.

EEUU quiere retomar el timón

Estados Unidos y sus adláteres del Grupo de Lima han visto la reunión que se efectuará en la capital peruana como la oportunidad para retomar el rumbo extraviado en Mar del Plata hace ya trece años. El intento de excluir al presidente venezolano Nicolás Maduro es un ataque directo a la yugular del sector antiimperialista hemisférico.

Los países que, con diversos matices, se oponen a que EEUU y la oligarquías latinoamericanas impongan sus criterios saben que deben jugar fuerte en Lima para evitar ser barridos. La reunión del ALBA-Tratado de Comercio de los Pueblos en Caracas a principios de marzo se ha perfilado hasta ahora como una excelente muestra del entrenamiento para un combate de alto boxeo diplomático.

“Rechazamos la exclusión de la hermana República Bolivariana de Venezuela y a su presidente, Nicolás Maduro Moros, en la octava Cumbre de las Américas, pues consideramos que dicha cumbre debe ser un punto de encuentro para todos los estados del continente y un espacio donde todos podamos expresar nuestras ideas, alcanzar consensos, de sentir y debatir, respetando nuestra diversidad”, reseña la Declaración de Caracas, leída por el secretario general del ALBA-TCP, David Choquehuanca, al culminar la XV Cumbre Ordinaria.

El grupo de naciones del ALBA-TCP también denunció el intento de resucitar la doctrina Monroe y la amenaza militar, así como también el llamado abierto a un golpe militar contra el Gobierno de Venezuela.

Al margen de los documentos oficiales, los países de esta alianza establecieron acuerdos para una estrategia común en la capital peruana los días 13 y 14 de abril.

Grupo de Lima debilitado

Además de esa eventual estrategia conjunta, la derecha enfrenta un obstáculo serio para la pelea de Lima: sus debilidades internas.

Tal vez la más grave de todas esas debilidades sea la del propio anfitrión, Kuczynzki, quien se vio obligado –en diciembre–, a una patética negociación con el fujimorismo para evitar que el Congreso lo destituyera por su enorme expediente en materia de corrupción. A menos de un mes de la Cumbre, las fuerzas opositoras en el Parlamento están intentando por segunda vez declarar la vacancia. Así, el dueño de la casa donde se realizará la fiesta, está embarrado hasta el cuello por el mal que, irónicamente, es el tema de la Cumbre.

El analista venezolano Carlos Lippo señaló esta paradoja en un artículo publicado recientemente en varios medios alternativos latinoamericanos: “La Cumbre ha tomado como lema ‘La gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, y como tema central, señalado por el gobierno anfitrión, ‘el tratamiento de los efectos de la corrupción en la institucionalidad democrática, la gobernabilidad y los objetivos de desarrollo sostenible adoptados por la comunidad internacional en la Agenda 2030, a la luz del andamiaje normativo internacional existente’, algo que resulta tragicómico en un país en el cual el presidente, Pedro Pablo Kuczynski, anfitrión del evento, lleva meses procesado por corrupción en el seno del congreso peruano”.

Lippo pertenece al grupo de los que consideran que sería mejor que el presidente Maduro se abstuviera de intentar hacerse presente en Lima. “Sostengo responsablemente que es innecesario que el camarada Maduro asista al evento de marras, por estimar que en tan mediatizado foro y con la actual correlación de fuerzas, es muy poco lo que se podría lograr, adicional a lo que pudiesen alcanzar los compañeros del ALBA-TCP al lado de los representantes de los escasos gobiernos latinoamericanos dignos que han confirmado su asistencia, y por supuesto adicional al apoyo que sin duda tendríamos de los grupos sociales amigos, si es que les permiten su acreditación”, argumentó.

Otros gobernantes del bloque de la derecha llegarán al encuentro igualmente aporreados por escándalos y protestas populares. Entre ellos se cuentan el mandatario de facto de Brasil, Michel Temer y el presidente argentino Mauricio Macri. Por su parte, el colombiano Juan Manuel Santos llegará como un presidente saliente con el peso de un cuestionado proceso electoral en el que salió victorioso su rival dentro del espectro de la derecha, Álvaro Uribe.

Incluso algunos analistas radicalmente contrarrevolucionarios como Edgar Otálvora, estiman que el asunto del veto a Maduro se ha revertido en contra del Grupo de Lima: “La decisión del gobierno de Perú de retirar la invitación a Maduro para la próxima Cumbre de las Américas se ha convertido en un tema de propaganda de la alianza castrochavista. Como ya ocurrió en la IV Cumbre celebrada en 2005 en Argentina cuando Hugo Chávez confrontó a George W. Bush, desde La Habana ahora se organiza una contracumbre o ‘cumbre de los pueblos’, esta vez bajo la consigna de ‘Por la Articulación Social de Nuestra América’. La contracumbre de Lima pretende ser un foco de agitación política de una semana para restar relevancia a la cumbre presidencial y confrontar una probable presencia de Donald Trump”, advierte Otálvora.

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Por Clodovaldo Hernández / Supuesto Negado